Esa sensación dulce, de amor sin frenos. Te caes sin remedio, sin intentar evitarlo. Alcanzas el éxtasis. El mundo está a kilómetros bajo tus pies y por más que caes nunca llegas a él. La mente es el único lugar que importa, pero solo si está perdida entre las sabanas de la piel. Esa piel suave que hace desesperar a quien no la tiene.
Suspiras. Acaricias las nubes mientras ruedas entre pétalos y algodones. Alternas sonrisas, risas y carcajadas. Sin importar el orden porque la felicidad que sientes es tal que no te deja ir más allá de eso.
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